El tejido óseo, la dentina y el cemento
tienen una formación similar en base a fibras colágenas, alcanzando a tener un
60 a 70% de mineral; en cambio, el esmalte tiene una manera muy particular de
formarse, pues aquí no hay colágeno preexistente y alcanza a tener un 96% de mineral.
Para que se forme un tejido duro deben existir
los siguientes elementos:
·
células formadoras
·
matriz orgánica
·
fase mineral
(esto no es válido para el esmalte)
Las células del tejido óseo son los
osteoblastos, las de la dentina, los odontoblastos, y las del cemento,
cementoblastos. Estas células son muy parecidas en su función de sintetizar una
matriz orgánica; todas tienen un alto desarrollo del retículo rugoso, aparato
golgi (adiciona hidratos de carbono a las proteínas), tienen muchas
mitocondrias y vesículas de secreción.
La
matriz orgánica es el colágeno; el colágeno fundamental es el de tipo I,
constituido por fibras gruesas.
En la fase
mineral los iones inorgánicos fundamentales son calcio y fósforo, ambos se
combinan en una entidad cristalina que se denomina hidroxiapatita Ca10(PO4)6OH2.
La disposición de esta estructura es muy compleja: se ubican espacialmente
formando un volumen molecular cristalino; una de estas unidades se enlaza por
uniones iónicas con otras, y forma un cristal, que tiene algunas dimensiones y
que es observable a microscopía electrónica, tiene forma cúbica con 200
(Amstrong) de longitud, 100 de ancho y 50 de espesor. Estos cristales son
permeables a iones, así se pueden reemplazar los hidroxilos por flúor
(fluorapatita), ahora el cristal es más insoluble y más resistente.
La
mineralización del esmalte se realiza en base a cristales de hidroxiapatita
pero de mucho mayor tamaño.
En
ese sector tiene que haber una buena irrigación, para que a las células llegue
oxígeno y todos los elementos necesarios para la síntesis. Otro requisito
fundamental para que esto ocurra es la presencia de enzimas.
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